sábado, 18 de abril de 2009

Baal, el Dios de la tempestad

www.iasfsa.gov.ar/.../imag.php?IdObra=102
Falta decir de Baal que los pueblos que vinieron del Mar Egeo dijeron que el demoníaco Baal era hijo de su Dagún. Sin embargo los semitas habían tenido otra experiencia, y decían que era hijo de Él.

Baal y el Príncipe del Mar

Según el Antiguo Testamento, Baal es la designación habitual de los falsos dioses. Pero etimológicamente es el "Señor", y ese título, por sí solo, indica la extensión de sus atribuciones. En la literatura ugarítica, Baal es una personalidad divina, de aspectos múltiples. Lleva el epíteto de ternero o de becerro, y se puede reconocer una figura semejante bajo los rasgos del Becerro de Oro cuya imagen erigieron y adoraron los israelitas infieles (Exodo, XXXII, 4, I Reyes, XII, 28). Habitando en las alturas de Tsaphón -lo que quizás significa la nube tenebrosa-, es un Dios de la Tempestad, como el dios Haad de los arameos. A él, o una figura semejante u homónima, los profetas adversarios de Elías (I Reyes, XVIII) invocan en vano en la cima del Carmelo para que acabe la sequía.
Dirigiendo, o encarnando los fenómenos atmosféricos y las precipitaciones, de él dependen las buenas cosechas. Armado del rayo, es también, en fin, un Dios Guerrero, que se eleva al rango de Campeón de los Dioses y conquista con alta lucha el lugar de honor entre los Dioses de Ugarit.

El Príncipe Yam -su nombre significa "El Mar"-, llamado también el "Juez Río", ha decidido que le sería construido un palacio.
Ha pedido la colaboración del Dios arquitecto y artesano Kuthar que simboliza las civilizaciones prestigiosas de ultramar, pues "Creta es su residencia y Egipto su patrimonio".

Tal es la noticia que se le lleva al Dios EL. Éste parece aceptar el designio de su hijo Yam y está dispuesto a reconocerle la realeza entre los Dioses, sin tener en cuenta las protestas del Dios Ashtar, pretendiente al trono divino y constantemente rechazado. Pero Yam se pone arrogante. Se presume que Baal ha rehusado pagarle tributo, pues el Príncipe del Mar envía sus diputados a la Asamblea de los Dioses para pedir que se le entregue a Baal como esclavo. Al saber que se acerca la embajada, los dioses se sienten llenos de temor e inclinan las cabezas sobre las rodillas. A Baal le avergüenza tal cobardia y los manda a levantar la cabeza. Los enviados de Yam saludan respetuosamente a EL, que se declara dispuesto a entregar a Baal, pero dice que les costará mucho trabajo. En efecto Baal está asistido por la diosa Anat, su belicosa hermana, y Astarté.

Cuando se reanuda el relato, vemos a Baal armarse para combatir con el Príncipe del Mar. El servicial Kuthar le ha forjado dos mazas que, como las espadas de los héroes de las gestas caballerescas, llevan nombres simbólicos, quizá dotados de una potencia mágica: "¡Expulsa!" y "¡Rechaza!", y que vuelan en manos de Baal como águilas. Con ellas, Baal aplasta la cabeza a su enemigo, y Astarté proclama "¡Ciertamente , Yam ha muerto y Baal es nuestro rey!".

El mito de Baal y el Príncipe del Mar ha dado lugar a dos interpretaciones; una, de carácter histórico, ve en Yam la personificación de los Pueblos del Mar que asaltan la costa fenicia y son rechazados por el Dios nacional de Ugarit. El otro procede de la comparación entre este mito y el poema babilónico de la creación, en que Marduk, el campeón de los dioses, parte en dos el cadáver de Tiamat, la potencia del mar, para formar con él el mundo (las alusiones que justifican esta hipótesis son poco claras).
http://elmestizo.wetpaint.com/page/Baal+y+el+pr%C3%ADncipe+del+mar?t=anon

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