Dos científicos, Paul Weinzweig y Pauline Zalitzki,
trabajando frente a la costa de Cuba y con un robot sumergible, han confirmado
que una gigantesca ciudad existe en el fondo del océano. El sitio de la antigua
ciudad — que incluye varias esfinges y al menos cuatro pirámides gigantes y
otras estructuras — sorprendentemente se encuentra dentro de los límites de la
legendario Triángulo de las Bermudas.
Según un informe de Arclein de Terra Forming Terra, Cuban
Subsea Pyramid Complex, la evidencia apunta a que la ciudad se inundó
simultáneamente con la crecida de las aguas y el hundimiento de la tierra en el
mar. Esto corresponde exactamente con la leyenda de Atlántida.
Ahora sigue la polémica: "Entonces la Atlántida, ¿era
una civilización indoamericana?", tal y como la concibe Ruth Rodriguez
Sotomayor.
En una rara colección de documentos aztecas conocida como
Vaticano-Latin Codex se recogen las leyendas de este pueblo, con relación a los
ciclos históricos que había vivido la tierra. Esos ciclos se dividen en “soles”
siendo la nuestra la era de “Los Hijos del Quinto Sol”. Antes que nosotros,
afirma el Vaticano-Latin Codex, en la era del Cuarto Sol o Tzontlilic, se
produjo una destrucción masiva a manos de un diluvio.
En otro documento azteca, la Piedra del Sol de Axayacatl, se
especifica que los hijos del Cuarto Sol perecieron a manos de la diosa del agua
“Chalchiuhtlicue”. “La destrucción se produjo en forma de lluvias torrenciales
e inundaciones. Las montañas desaparecieron y los hombres se transformaron en
peces”.
En Ecuador se relata una vieja leyenda sobre un diluvio del
que escaparon solo dos hermanos que se habían refugiado en una alta montaña.
Por su parte, en Perú, son muchas los mitos referentes a un
indio a quien una llama advirtió de que iba a producirse un diluvio, salvándose
gracias a aquella advertencia. También los mapuches de Chile, y los yámana de Tierra de Fuego
mantienen tradiciones similares.
En América del Norte existen leyendas similares, “entre los
inuit de Alaska, existía también una tradición sobre un terrible diluvio que,
acompañado de un terremoto, se extendió por todo su territorio.“
Los luisenos de baja California cuentan una leyenda sobre un
diluvio que inundó todas las montañas y destruyó a la mayor parte de la gente.
También ente los indios Dakotas se afirmaba “el mar y las
aguas habían anegado en una época aquél territorio, de forma que toda vida
humana quedo destruida“.
Por su parte, los chickasaws aseguraban que el mundo había
sido destruido por el agua “pero una familia se salvó junto con una pareja de
cada especie animal”.
En total se han rastreado más de quinientas leyendas sobre
el diluvio en todo el mundo. ¿Realmente pueden atribuirse esa leyenda universal
a un cúmulo de casualidades entre los folcloristas de todo el mundo? Parece muy
poco probable.
Es un hecho científico que hace unos 11.000 años la tierra
fue sacudido por violentos terremotos y muchas partes costeros se hundieron en
el mar.
La configuración humana existente en este tiempo sufrió un
gran golpe, pero la cultura sobrevivió.
No es verdad que los pocos sobrevivientes comenzaron en
cero. La historia se perdió en el olvido, pero no las pautas culturales.
Aspecto de la última glaciación. Cuando éste glaciar se rompió se produjo el incidente que nos ocupa.
El “complejo cultural”
atlántico, que lógicamente se debió producir en islas de clima templado y en
sus costas adyacentes, desapareció durante los trastornos sismológicos que
acompañaron a las grandes inundaciones (tsunamis) provocadas por el deshielo.
Platón sitúa el hundimiento, según le informaron los
sacerdotes de Sais, hace 11.250 años, mientras la ciencia moderna sugiere el
año 10.000 a.C. como el período del fin de los últimos glaciares europeos, a
los que siguió la inundación.
En otras palabras, todo era parcialmente cierto, pero
ligeramente deformado a través del turbulento polvo de la leyenda y de la
inconstante memoria del ser humano. Hubo una vez grandes islas en el Atlántico.
Ocurrió una vez una inundación que pareció cubrir la tierra, pero las aguas no
retrocedieron y todavía están en torno a nosotros. Y las tierras no se
hundieron realmente, sino que resultaron anegadas, y con excepción de los
sectores cubiertos por las mareas, no volvieron a emerger. Y esas tierras
perdidas están todavía allí, en lo profundo del océano, y sólo sobresalen del
Atlántico sus partes más elevadas. A lo largo de sus orillas sumergidas y los
terrenos originalmente fértiles de la época anterior al diluvio, deben yacer
las ruinas y los restos de sus ciudades, palacios y templos.
Y no es verdad que los que quedaron vivos comenzaron en
cero. La historia se perdió en el olvido, pero no las pautas culturales. Entonces, aquellos sobrevivientes NO ERAN PRIMITIVOS.
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