
Los sacerdotes de Atlántida se reunían periódicamente en los templos de oro y cristal para crear arcos lumínicos de armonización alrededor de la Tierra, a través de las sutiles melodías generadas por los cuencos de cuarzo.
De esta manera lograban acelerar la frecuencia vibratoria del Planeta facilitándole a la humanidad la expansión de la conciencia a través del Amor incondicional. Como testimonio de sus elevados conocimientos también diseñaron en el núcleo del continente, un imponente cristal transmisor de energía Takionica (energía cósmica esencial).
Este cristal unido a una majestuosa red de cristales que rodeaban la Atlántida, era capaz de abastecer, nutrir y vitalizar a todo el Planeta con luz canalizada directamente desde el centro de la galaxia.
El Gran cristal a su vez le permitía a los atlantes mantener una fluida comunicación con las estrellas y los diferentes universos de la creación.
Los cuencos biosónicos de cuarzo y la tecnología cristal, resurgen en la actualidad y están al servicio de la Ascensión de la Humanidad.
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