Kuthar

El arquitecto egipcio Kuthar quiere hacerle a Baal una morada con ventanas. Baal no lo quiere así; al fin acepta una ventana.

Apenas consagrada por la edificación del palacio, la realeza de Baal es amenazada por el dios Mot, que habita en una morada subterránea y hedionda.

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No se puede decir exactamente cual era el encadenamiento de los textos de que es héroe Baal. No es seguro, pues, que las dos tabletas que parecen tener por motivo central la construcción del palacio de Baal sean continuación de la victoria sobre Yam.
Se narra también de los preparativos del banquete en honor a Baal. Luego su hermana y consorte Anat combate y destroza guerreros, hundiendo las rodillas en su sangre y apilando sus cabezas. El furor belicoso de la diosa explica la representación que de ella dieran los egipcios y el favor que disfrutó frente a los faraones conquistadores de la XIX dinastía, al mismo tiempo que otra diosa semítica que se le parece mucho, la combativa Astarté.

Terminada la matanza Anat recibe un mensaje de Baal ordenándole que realice trabajos más pacíficos, que parecen relacionarse con la fertilidad del suelo, pues la virgen guerrera es también una diosa de la vida y de la fecundidad.
Su nombre debe relacionarse con la designación semítica de la fuente Ayn.
Baal la llama y ésta exclama: - ¿No he derribado a tus enemigos, el príncipe del Amr, el dragón Tannin y Lotan?
Baal pide a su hermana que intervenga a su favor, pues volvemos a hallar a la diosa ante el Dios El, al que declara:
- “El poderoso Baal es nuestro rey, nuestro juez, no hay nadie por encima de él. No obstante, no hay casa como los dioses, no hay corte como los hijos de Athirat.
Seducido, o amenazado por Anat, el PADRE DE LOS DIOSES acepta y manda a buscar a Egipto al arquitecto divino Kuthar. En la segunda tableta, es la propia Athirat, la madre de los dioses, quien reconoce la realeza de Baal, y pide al Dios El que se le construya un magnífico palacio para que Baal de lluvias abundantes.